Antes hemos tocado el tema de la formación y la educación de los niños en las escuelas, pero la mayor parte del tiempo nos olvidamos que buena parte de su formación depende del hogar. He escuchado a personas gritan a los cuatro vientos que si  "crías cuervos  te sacarán los ojos" y creo que es una frase válida así como "el que cosecha siembra", y es efectivamente así .

Si nos dedicamos a sembrar rencor y odio a nuestro alrededor no esperemos que nos paguen con rosas… ¡Vamos! Muy pocos tienen el carisma de la madre Teresa, y lo más probable es que nos toque una cuchara de la misma medicina.

Una de las cosas que me fastidian más en el mundo es la ingratitud. En diversas ocasiones nos toca dar un poco más de lo que debemos, muchas veces con gusto, otras tantas con resignación, pero siempre con sacrificio. Cosas que se compensan con una agradecimiento, una palmada o un reconocimiento. Pero cuando son correspondidas con frases insolentes, desagradecidas o incrédulas  pues no quedan ganas de volver a dar nada.

Mis papis me enseñaron a ser agradecida desde pequeña pero se les escapó enseñarme a tener paciencia y a olvidar. Cuando las personas me decepcionan puedo perdonarlas pero empiezo a construir barreras, o como lo explica Shrek: "Un ogro es como una cebolla. Las cebollas tienen capas. Los ogros tenemos capas."

Así que ojo  con lo que enseñamos a los niños, si quieren cosechar amor, siembren amor, si quieren cosechar odio, siembren odio, si quieren cosechar cebollas… tendrán cebollas.